jueves, 26 de septiembre de 2013

Bulimia.

Al principio todo era mejor. Cuando te conocí me agradaba la idea de haber encontrado un remedio que alivianara mi culpa. Una solución cuando la comida me vencía. ¿Tuviste un ataque de ansiedad? Vomita y listo. ¿Tuviste qué comer por obligación? No pasa nada, vomita. No engordas. Come, no te preocupes, hay una alternativa más.

Sin darte cuenta, la solución se vuelve problema. Lo sabrás cuando quieras parar o hacerlo menos. Sabrás que en realidad te metiste en algo grave, cuando después de comer, sientas como la comida se queda en la garganta, y sientes que si aprietas el estómago, el vómito saldría sin esfuerzo.

Sentirás lo que es la necesidad de meter tus dedos en la garganta, cuando después de comer sientas que subiste de peso, sientes la ropa más ajustada, la barriga más grande. Y la ansiedad que da de saber que lo que acabas de ingerir, va a convertirse en otro kilo más. Y conocerás ese alivio que da, vaciar tu estómago en minutos. Volver a sentirte vacía y que de repente tu estómago vuelva a gruñir. Porque a ti te gusta que gruña, porque el hambre te hace sentir que haces algo bien.

Después, ya que la comida es tan prohibida, conocerás los atracones. Tanta hambre y frustración almacenada, no hacen buena pareja. Bajarás a la cocina y acabarás con lo que se cruce, a mordidas grandes, casi no vas a masticar. El hambre es insaciable, dejarás de comer porque te cansaste, porque te acabaste todo. Luego, vas a liberarte al baño. Me he sentido tan vacía y triste, que comer me aliviana. Comer calma mi furia, o para mis lágrimas. Y vomitar, es como vomitar los problemas. Me gusta vomitar. Y sonrió con ironía al recordar a aquella niña de seis años, que cuando se enfermaba del estómago o de la garganta, vomitaba sus alimentos sin querer y sentía que se ahogaba y que le dolía, y pensaba "que asco, ya quiero que pare", ahora que ya es mayor, vomita por su voluntad Y LO DISFRUTA. Le gusta volver a sentir el sabor de la comida, le encanta que salga por plastas grandes, no le da asco sentir su vómito entre los dedos, y es capaz de hacerlo varias veces al día.

¿Cuándo consideras parar? Cuándo veo que saco sangre. Cuando me lleno de úlceras y siento ese horrible ardor y agruras. Cuando me duele la garganta y no puedo ni hablar. Cuando tomó una maldita taza de café y me dan ganas de vomitar. Cuando alguien se da cuenta y me pide que pare. Es cuando voy a intentar dejar de vomitar, y no voy a poder.  Porque simplemente, estar llena es insoportable. Porque voy a extrañar la sensación de inexplicable placer que da provocarme el vómito. Porque tengo mucho miedo de engordar.

Intentar dejarte, bulimia, consistió en alguien que intentó moderar su alimentación para no engordar. Logró comer normal unas cuantas veces. Luego la ansiedad la ha vencido y ha corrido otra vez a vomitar. Se decepcionó al mirarse al espejo y ver sus ojos enrojecidos otra vez, y se tiró al suelo del baño a llorar por lo asquerosa, cobarde y débil que es.  Se volvió a mirar detenidamente al espejo para darse cuenta de que da asco y si se alimenta, se pondrá peor. Y volvió a resignarse y ha aceptado que no puede vivir sin ti, bulimia.

4 comentarios:

  1. Mas nada que.. "Sin darte cuenta, la solución se vuelve problema."

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  2. Todo demasiado cierto Oli. Me gustaron los primeros párrafos, qué bueno que escribas.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Nada mejor que saber que alguien piensa como tú, todos escribimos pero no todos tenemos el valor de publicarlo. Me encanto este escrito tuyo, me hizo recordar cuando comencé con la bulimia, me gusta saber que hay alguien que ha pasado por lo mismo y que me entiende hasta cierto punto.

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