jueves, 29 de septiembre de 2016

Te odio.

- No tengo nada que hacer a la hora del descanso y me duele el estómago, me siento asqueada por todo el alcohol que tomé ayer. Acompáñame por una cerveza aquí en frente.
-¿Ah si, Olivia? ¿Por qué no te vas con Sebastián así como lo hiciste ayer que ni si quiera me esperaste a la salida? 
-Ya te había contado que fuimos al banco y el me llevó. No seas celoso, el ni si quiera me cae bien, no dice tantas idioteces ni escucha buena música. Tú me caes bien. 
-No sé por qué me emociona que me digas que yo te caigo bien. Soy un estúpido. Te espero al rato, a la salida, conozco unas buenas cervezas.
Y se fue. Carlos pocas veces se comportó como un idiota, porque al parecer estaba muy claro que no lo era. Era muy listo. Ni si quiera era tan guapo, digamos que sus facciones no eran relevantemente bellas, pero si armoniosas. Me da gracia pensar que el tenía incluso pareja cuando lo conocí, su novia de tantos años, muy amiga mía a la vez, sin embargo el y yo estábamos seguros de que siempre hubo una simpatía mutua entre los dos a pesar de que hablamos e interactuamos en contadas ocasiones, debido a que su novia y a la vez mi amiga era demasiado celosa al grado en el que revisaba absolutamente todos sus medios de comunicación y ella controlaba todos sus movimientos. Eso fue hace tantos años...yo era gorda, ''feliz'' y un poco diferente a ahora, a lo cuál años después, cuando el había terminado su relación con mi ahora ex amiga, nos encontramos de nuevo en la universidad, estudiando lo mismo. El primer día de clase nos reconocimos y hablamos. Sabía que me iba a caer bien... 

Los días y los meses pasaron. Ahora podría decirse que éramos amigos. Nos hacíamos bromas pesadas, pateaba su trasero todo el tiempo, le ponía elpie, le rayaba el cuerpo con bolígrafos y de más maldades infantiles.
Pero las cosas siempre se ensombrecen. Como siempre, ya no había día en el que no recibiera halagos o palabras dulces de parte de él. Me tomaba de la mano y me miraba de una forma distinta. Me hablaba distinto. Como pasa siempre en las amistades entre hombres y mujeres, ahora él estaba sintiendo por mí algo más que amistad y creo que yo inconscientemente también comencé a sentir algo parecido, pues aunque jamás decía nada y el siempre me acusaba de ser poco expresiva, después de que fuimos a un bar y luego de muchos tragos, el estaba dispuesto de llevarme a casa pero decidimos comprar más alcohol en una tienda y pararnos en el auto a tomar otro rato hasta que, por lo ebria que estaba no recuerdo nada, terminamos besándonos y manoséandonos. Por el lugar y la hora además de la borrachera que llevábamos (al menos yo) nos movimos de ahí y cuando llegué a casa caí rendida. 

Pero después de ese día nada más ha vuelto a pasar. Simplemente seguimos siendo amigos como siempre, pero sin que el deje de insinuarme cada que puede lo mucho que le gusto y lo que le gustaría repetir lo de aquella vez. Yo no sabía qué hacer. Creo que desde que terminé con aquél estúpido me quedé asustada que al parecer lo último que quería era enamorarme o tener una relación en donde de verdad empezara a desarrollar sentimientos. No digo que he estado totalmente sola, pues he llenado al menos su vacío físico con hombres atractivos con los cuales no tenía nada en común con ellos a menos de que estuviésemos ebrios, tenía que enseñarles muchas cosas y de alguna manera fingir un poco de normalidad. Me dan miedo aquellas personas con las que puedes compartir tus sitios favoritos, tu música preferida, aunque sea una pequeña parte de tus intereses más oscuros, algún recuerdo sombrío y que a la vez pueden divertirse juntos. Que cuando opine me entiendan. Que no traten de cambiar nada de mí, que me miren y traten como si fuera perfecta.

Desgraciadamente, ahora no soy tan ingenua como hace unos años. Creo que con aquél estúpido aprendí que la gente puede decir fácilmente una sarta de mentiras y palabras bonitas vacías solo para conseguir algo. Pero es que Carlos, era antes de enamorarse de mí, una persona muy distinta conmigo, ahora era lindo, galante, tierno, aunque sigue teniendo un toque de irreverencia, la cual era muy marcada al principio de que empezamos a hablar. Quizá por eso me cayó bien desde el principio, pues fue muy diferente a los otros, no era pretencioso, me trataba como cualquier amiga, con bromas y comentarios un poco crudos, incluso haciendo énfasis a mis problemas mentales que el de antemano ya sabía, pues no es tonto y al ver mis brazos, mis bajas de peso repentina y la amistad que tenía con su amiga, que después de frecuentarme también dejó de comer y a leguas se veían sus problemas alimenticios, además de que decidió contármelo porque sentía que la entendería. .Al parecer a veces no soy tan buena fingiendo, pero aquellos comentarios de humor negro el lo hacía sin darse cuenta, pues es tan hostil y está casi tan marchito como yo y se reía también de mis contestaciones con bromas igual de crudas haciendo burla de sus defectos.
 Como sea, llamó mi atención que me tratara así, pues si hubiera tenido directamente la finalidad de solo acostarse conmigo, hubiera llegado estúpidamente como todos los demás, a hablarme bonito y tratarme bien a los dos días de ''conocerme'', sin embargo se veía que simplemente disfrutaba de mi compañía, pues a pesar de ser tan amargado y misántropo, conmigo siempre se moría de risa o platicaba por horas, cosa que usualmente no lo veía hacer seguido ni con sus propios amigos. Me llamó la atención porque a veces ni si quiera comía con ellos, pues se iba a leer a solas algún libro o novela aparte de los libros de estudio, mientras yo hacía la tarea desesperadamente, el siempre se veía relajado y parecía que no le costaba obtener su buen promedio, siempre de los primeros de su clase. Hacíamos competencia todos los parciales para ver quién salía mejor y quien perdiera pagaría una buena borrachera. Siempre la pasábamos muy bien y como amigos, fumábamos montones de cigarrillos y grandes cantidades de marihuana hasta terminar desmayados, pues a el le valía su vida y salud casi tanto como a mí o tal vez peor. Íbamos a hoteles y rentábamos una habitación simplemente para fumar, drogarnos o beber, sin embargo jamás pasaba nada, hasta aquella noche del bar que mencioné al principio y solo sucedió una vez y después de meses más no ha vuelto a suceder. A él le da tanto miedo como a mí... pues el juraba que le gustaba mucho y me decía que moría de ganas por volver a besarme, extrañamente después de esa noche dejó de aceptar mis invitaciones e insinuaciones de irnos a emborrachar.
-Carlos, hoy salimos a la misma hora y es bien temprano. Vamos a tomarnos algo.
-Es que en serio si estoy enfermo, ya tiene como dos días, recuerda, me pusieron inyecciones y medicinas y no puedo tomar, además quiero mejorar, ya no quiero faltar.
--Mmmm... bueno.
Y en realidad, venía poniéndome pretextos desde hace semanas, pero esta vez, al estar en facebook descubrí que había salido ese mismo día precisamente a tomar, con sus amigos.
Al otro día me buscó y yo me sentía un poco molesta.
-Si tenías un compromiso con tus amigos, no era necesario que mintieras.-
-¿Qué?
-Ayer, no quisiste ir a tomar nada conmigo y te fuiste con tus amigos, me inventaste que estabas enfermo. Chismoso.-
Se quedó callado unos segundos.
-Yo prefiero estar contigo siempre. Más que con mis amigos y con cualquiera, y eso a la vez puede ser muy frustrante. Te invito hoy a mi casa para mostrarte algo y te explico todo.
Aquello sonaba como una declaración.O un intento por conseguir sexo. No sabía qué decirle.
-Mira, sé lo que estoy haciendo. Yo quiero decirte algo importante para mí que necesito decirte a ti para estar tranquilo, tengo un horrible conflicto contigo, y te lo terminaré diciendo de cualquier manera vayas o no a mi casa, solo que quisiera hacerlo bien y solo podría si vas a mi casa.


Sus padres se fueron de viaje. No hay nadie en su casa más que el y me invitó a tocar su piano. Y viniendo de él, era posible que termináramos haciendo otra cosa pero también era muy probable que termináramos realmente tocando solo el piano. Cualquiera de las dos cosas parecía ser agradable, sin embargo dudaba que tuviera que dejarme llevar, pues a veces terminas siendo tú la única que está interesada o terminas obsesionada con hacer que te quieran y no por amor a la persona, si no simplemente por complacer el ego. Tal vez iba a terminar sucediendo al final, algo me detenía.
Su casa era bella y grande y un hermoso piano de cola adornaba su habitación.
Yo no creería que ver sus hábiles dedos tocar el piano todas aquellas piezas que a mí me gustan tanto iba a aumentar de aquella manera mi simpatía y mi admiración por él, acompañada de su mirada profunda y sus ojos que al mirarme me decían que eran para mí, me demostró que podía tocar casi cualquier cosa solo viendo las partituras. Yo ya no sabía que cara poner, pues me daba miedo que se diera cuenta de que estaba emocionada y encantada, pero creo que se dio cuenta, pues de momento paró, tomó mi mano y me sentó a su lado y se me quedó mirando.
- Que ojos tan bonitos se te ven, siempre son muy expresivos, entonces creo que te gustó.
- Me gustó muchísimo, no pensé que sería así.
-¿Así como? Bueno, ya mejor no te pido más explicaciones. Sé que te cuesta trabajo decir demasiado de lo que sientes, pero creo que en estos meses te conozco lo suficiente, así como me dices siempre que te pregunto algo sobre que sientes; ''dedúcelo'', y creo que tienes razón, pues siempre las acciones valdrán mucho más que las palabras. te veo y me muero de ganas de volver a besarte, he querido hacerlo así sin avisarte, pero no quiero que te enojes conmigo. O que te asustes.
-Mmmmm...- Volteaba para otro lado nerviosamente.
- Nada de mmmm. Te acabo de pedir permiso por si no te diste cuenta. ¿Qué dices sobre eso?
Hasta eso me costaba trabajo decir, si si o no, y lo tenía cada vez más cerca. Le dije que si, que estaba bien. 

Aunque intentes huir...

Siempre he sentido una enorme simpatía con la gente hija de puta. Quizá me he dado cuenta de que son más sinceras que la mayoría de la gente, pienso que en el fondo, en realidad casi todos somos eso, hijos de puta, egoístas, mentirosos, humanos, tal cual.
Se tiene tanto miedo de conocer a fondo a las personas, y a la vez tanto miedo cuando no las conoces... que a veces, es preferible que te proporcionen el golpe directo a la cara, para poderlo esquivar, o incluso devolverlo, no como aquellos cobardes que te golpean por la espalda y salen corriendo. Me gusta la actitud seca de las personas, me agrada la gente sincera que expresa sus molestias y hostilidad sin miedo a ser juzgados, son las personas ideales para ser mis amigos, ellos siempre me recalcarán si estoy haciendo alguna estupidez, por si no me he dado cuenta lo suficiente. 

¿Y el amor? Lo mismo. Me encantan los hijos de puta. Los que se ríen de mi pésimo y pesado humor, los que entienden mi repugnancia hacia la gran mayoría de la sociedad, aquellos que impactan con su presencia y logros, que consiguieron escalando entre varias cabezas de cuerpos derribados, sin importar lastimar un poco, con tal de estar arriba. Me gusta la gente altanera, sabia, superior.
Luego recuerdo, que así como son a veces de insensibles y egoístas, a veces olvido que solo algo verdaderamente fuerte puede pararlos o cambiarlos, a veces no estoy segura de ser yo ese algo, quizá solo soy un juego más, un entretenimiento más, un experimento más. Tal vez olvido que son hijos de puta, y que muy probablemente, lo serán también conmigo.

Sigo siendo yo la mujer compleja. El enigma. Extraña y alocada. Amorosa y cruel, desastre, torbellino. Sé que tal vez jamás lo cambiaré. La misma paranoica, con el ego en las nubes, mi esquizofrenia, mis secretos, mi basura. Mis flores. Mi amor. Tengo tanto amor.. o a veces eso parece. 
De momento, de nuevo se apodera de mí y me hace sentir inhumana, como un animal, como un demonio, tal vez no es amor, quizá no soy capaz de sentirlo, solo tengo obsesión, paranoia, ego. Obsesión. Las locas como yo amamos con locura, amamos la locura. No puedo vivir sin llevar cualquier emoción al extremo. No soy una criatura extraña, soy una persona, tengo sentimientos, lo sé, pues creo que muy en el fondo, tengo tanto miedo a veces, de estar sola. Sola,despiertan mis monstruos, porque puedo ser quien en verdad soy, sin miedo a nada, sin que nadie me detenga, y lo que soy, es un monstruo. Irracional, depresivo, solitario, venenoso, tóxico, enfermo. 

Sopórtame. Mi madre es el único ser que me conoce. Me teme, y me ama a la vez. 
A veces quisiera que alguien, mi pareja, me amara, me adorara, me quisiera sobre todas las cosas, a pesar de verme enloquecer, que no se asuste. No tengo control en mí.
Tengo la asquerosa necesidad de sentirme importante y de hacer mi mundo a mi modo, controlar todo, la necesidad de probar lealtad, de ser más necia que cualquier mujer, de ser intensa, dura, fría e hiriente. 
No entiendo qué es lo que quiero, ni como quiero que me quieran. Estoy harta de que la psicosis se apodere de mí. 
¿Que hay cambios? Claro que los hay. Nunca se lo he dicho a él, ojalá valorara mi esfuerzo, el cree que estoy loca; ¿qué diría si supiera que hace apenas unos años no podía frenar la psicosis hasta que alguien saliera herido? ¿Hasta no ver dolor y sangre? Me quiere. Dice que soy la persona más insoportable y terca que ha conocido. Me contengo, aprieto la mandíbula, miro hacia la nada y me pongo roja. Mis ojos brillan por la furia, mi cara tiembla, jadeo de enojo. Parece que algo va a pasarme o algo voy a hacer. El empieza a confundirse y a decir que mi gesto le asusta y que debería calmarme, trata de acercarse y noto que tiene miedo, cree que quizá le pegue o explote, pero no pasó. Me estoy conteniendo. Por eso tiemblo. Las voces de mi cabeza empiezan a ser inquietantes, cierro mis ojos. Esta vez no quiero rascarme el brazo desesperadamente como a veces suelo hacer. ¿Acaba de decirme que soy la persona más insoportable que conoce? Eso me impidió escuchar lo que dijo después, que además de ser la persona más insoportable, era la que más adoraba y con quien más quería estar. Dice que tiene un conflicto conmigo. Que sabe que tengo serios problemas, que sabe que le están afectando a el, pero que me ama, que no puede vivir sin mí y que no se rendirá. Vamos a terapia juntos.

Mi madre es la única persona que casi sabe lidiar conmigo, (quizá no le queda de otra), pero yo no sé que me pasa ni quién soy. No comprendo mi manera de ser y aunque lo intente, no puedo controlarlo, mucho menos ocultarlo, soy así. No quisiera decirle a nadie que si se asustan con lo que ven, en verdad no quisieran enterarse de la peor parte. Me da miedo ser tan perra y toparme con alguien aún más enfermo que yo. El dice que me va a ayudar, que se asesorará para poderme entender. 
Yo tengo miedo. No puedo vivir sin joderme la vida, no puedo vivir en pareja, no puedo expresar mis sentimientos, no me esfuerzo casi nada para retener a nadie ni ser mejor persona. Nunca seré perfecta. No soy normal Siempre seré un monstruo.