domingo, 24 de agosto de 2014

¡Viva!

Después de todo, no es tan malo amanecer en un día bonito, sabiendo que tienes todo el día de descanso y puedes quedarte durmiendo todo el día en la cama calientita. También se siente bien volar con un instrumento o una voz...comer y probar deliciosos sabores, no sin un toque de culpa, pero ricos aún así. Me gusta leer los pensamientos de otros y te metes un poco en sus mundos, me gusta admirar la habilidad de algunos, de plasmar figuras increíbles con solo un lápiz. Me gusta desmoronar las colillas de hierba, me gusta que me raspe la garganta y ponerme a pensar mucho más de lo que siempre pienso, calmar mi angustia y mi ansiedad, dejo de mordisquearme los dedos por un momento. Me gusta abrazar a alguien y sentir que se derrite algo en mi pecho. Me gusta despertar de una pesadilla, mirar a mi alrededor y agradecer mi situación por un momento. Me encanta teclear y hacer melodías, me gusta pensar, teclear, plasmar, releer y volver a sentir. Me gusta el café, acostarme en el pasto, me gustan los animales bebés y las personas bebés...por la sensación de modelar para mi misma en el espejo, y amar, por un momento mi apariencia. Por los intentos de suicidio donde me acerqué a la muerte, donde pude sentir cada uno de mis respiros, y empezar a despedirme de mis alientos...




.....

viernes, 22 de agosto de 2014

Psicósis.

Nací con el diablo adentro, nací con otra mente dentro de mi mente. Yo soy un poco más racional que esa mente, pero ella me ha enseñado muchas cosas. Ella, de hecho, define mi personalidad, le da ese toque demente y oscuro a mi forma de ser. Todos mis sentimientos se sienten al doble, mi personalidad es compleja, mis actitudes son inesperadas y mi definición es confusa. Me tomó años conocerme a mi misma, y todavía no termino. Yo pensé que era normal, hasta que un doctor lo llamó ''trastorno'' y le puso un nombre. Un nombre a mi carga eterna, que es incurable y controladora, aparece sin que la llame, afecta mis sentimientos, me hunde y me hace sentir insoportablemente triste o enojada sin razón aparente. No puedo con eso, no sé como actuar. No sé si quedarme acostada llorando, o salir a divertirme y hacer todas las tonterías que se me ocurran. Nadie es suficiente para mi, nadie me llena, y cuando encuentro a alguien que me haga sentir esa chispa de felicidad, motivación o interés, yo seré la primera en no dejarlo ir. Sé como agradarle a las personas, sé como hacer amigos, sé como herir y sé como vengarme. Los conozco, porque tengo dos mentes, una está loca y otra es más cercana a un humano, un humano normal y común como muchos más. Quiero con locura a las personas que también han sido compatibles con mi demonio. Vivo presa de mi ansiedad y mi propia depresión. Si no hay revuelo en mi mente y no tengo nada de que preocuparme, yo misma me encargo de crearme un escenario problemático. Le dan...¿sabor a mi vida? No sé, no sé porque me meto en problemas o me hago unos yo sola, solo sé que soy incapaz de seguir un camino sin aburrirme y estropearlo. Soy la destrucción en persona y la preocupación de la gente que me quiere. Soy un torbellino, a veces, mi mente normal se pierde y sale la loca. Sale la loca a jalarme el cabello, golpearme la cabeza en el suelo con fuerza, darme puñetazos en la cara, rasguñarme los brazos o cortar mi piel, atentar contra mi propia vida o insultar a los demás, sale a golpearlos, herirlos y desesperarlos. Que miedo saber que vive dentro de mi, que sale después de alguna crisis de enojo o tristeza, o después de unas copas de alcohol. Sale impresionando y preocupando a todos. Da miedo. No puedo controlar mi propia furia, ni mi propio llanto, ni mis propias ganas de destruir. Llanto desquiciado, gritos y golpes. Sangre, insultos, problemas y más medicamentos. Adicta a todo lo que me hace sentir bien, sin importar que sea malo.

El infierno monótono.

A veces olvido que no puedo curarme, a veces vuelvo a creer que todo va a solucionarse con terapias o algún suceso motivador. A veces, incluso he llegado a pensar que mi voluntad va a lograrlo...es ahí, cuando fallo en el intento, es ahí cuando recuerdo y confirmo que no podré. Lamentablemente, esto es lo que soy y en esto me transformé. Tiene nombre y es incurable. No es culpa de los desórdenes alimenticios, tal vez son solo consecuencia de mi dañado cerebro, que fue manifestándose a lo largo de los años, sin que yo me diera cuenta. Empece a revelarme, empecé a perder mi inocente y sensible ser, que si yo tenía algo de ''normal'', era gracias a mi educación y las influencias de mi familia, pero mi verdadero ''YO'' fue saliendo, poco a poco. Fue algo desalentador para todos ellos. Pensaban que sería la hija ideal, estudiosa, tranquila y centrada...aunque siempre supieron que era controladora, caprichosa y chantajista. Cosas que pensé que me importarían, dejaron de hacerlo sin costarme trabajo. Fui perdiendo mi humanidad, y todo lo que es uno en la pubertad, puras ilusiones y planes para futuro, no existían para mi. No era mi intención desviarme del buen camino, ni tampoco envenenar mis ideas. Una niña con demasiada información, demasiados libros, demasiados artículos y demasiada capacidad de observar y sacar conclusiones sobre la gente a mi alrededor. Demasiado irritable, demasiado controladora y exageradamente pesimista y extremista.
La vida me fue demostrando su verdadera cara. Su verdadera incertidumbre, le abrí mis ojos al mundo, entendí que de nada servía planificar tu vida, ya que desgraciadamente NADIE iba a respetar mis planes, la suerte podría no estar a mi lado, podría tropezarme con demasiados estúpidos que se encargarían de estropearme todo, mi vida perfecta podría acabarse en un accidente de auto, mi físico que algún día lograra ser bello, podría ser estropeado, podría accidentarme, quemarme, morir, quedar desfigurada. Descubrí que el mal es más poderoso que el bien. Me di cuenta de que el mal puede destruirlo todo, sin ni si quiera merecer ser castigado. ¿Para qué ser una buena persona? ¿Para que guardar mis impulsos de herir personas que quiero ver sufrir? También he sido buena, no he sacado nada beneficiario.
¿Por qué tendría que importarme dañar mi cuerpo hasta que este ya no aguante más? Algún día me voy a morir. Dicen que si no cuido de mi, pasará más pronto. ¿Quién quiere ser viejo? Si ahora de joven no puedo ser feliz, mucho menos cuando esté anciana. Dicen que cuando vea los daños que me estoy causando, me voy a arrepentir, y voy a cambiar. Ya no me da miedo lo que pueda pasarme, me espero cualquier desgracia. Yo creo que morí por dentro, ahora mi interior se pudre aunque siga de pie, como si nada, de todas formas, ya pasó lo más tormentoso, cuando toda esta mierda era nueva, ahora que la conozco, he descubierto que necesito mi amargura, vivo de forma diferente, vivo entre tanta penumbra que cuando veo la luz, la disfruto, la disfruto muchísimo aunque no lo consiga de la mejor forma, está bien, he podido vivirla unos años y seguiré soportándola, viviendo esos ratitos que me hacen olvidarme un poco, recordar que tengo una sonrisa bajo mi nariz, más que llamarlo ''felicidad'', yo lo considero ''anestesia''.

jueves, 7 de agosto de 2014

¿Cómo crece un demonio?



Demonio en gestación. 

Ojalá pudiera adelgazar, pero no sé como. Me gusta comer, y me estoy frustrando un poco, creo que mi papá tiene razón. Estoy muy joven como para ponerme tan gordita. ''Mira cómo estás, Olivia, y no haces ejercicio y comes puras porquerías. Ahorita no te importa, pero cuando seas más grande vas a querer adelgazar y va a costarte más trabajo, además si sigues así, de adulta vas a estar hecha una pelota''. A veces dicen que es la etapa y que daré el ''estirón'' y esta barriga va a desaparecer. Pero no lo sé, me está frustrando verlas a todas tan delgadas, se ven mejor que yo. Me gustaría mucho estar así, no sé por qué engordé, yo antes ni estaba así. Tal vez en la escuela nadie me lo mencione, pero mi familia siempre comenta que estoy gorda y hacen bromas acerca de eso...Según yo, no me veo tan mal, según yo, están exagerando. No me gusta ser la única que usó talla mediana en los vestuarios del bailable, mis padres dicen que me vería mejor delgada, y mi mejor amiga hizo un comentario que no se me olvida: ''Estábamos hablando de quien era la más bonita del grupito, Sami dijo que yo, pero todas pensamos que eres tú, nada más porque estás medio gordita, pero eso no quita que estés bonita''.


Demonio en nacimiento.

Ya estoy harta. Mis papás me pusieron a dieta y me mandaron a hacer ejercicio, y nada, sigo igual de gorda que siempre. Ya no quiero estar así, todas se ven mejor que yo, soy la fea del grupo, soy poca cosa porque no adelgazo. Soy la sombra de mis amigas, y mi mamá debe estar decepcionada de tener una hija tan gorda y fea cuando ella era bonita a mi edad, siempre me lo dice, siempre me dice que sus piernas ni si quiera se rozaban, no como las mías, que son obesas. Yo me he cansado de decirle a mi familia que no me siento mal siendo gorda. Pero, no engaño a nadie, me siento mal y nada me queda bien. Trato de mirarme al espejo y convencerme a mi misma de que no me veo tan mal. Pero ya basta de mentiras. Estoy segura de que cuando pierda peso, seré muy bonita. No sirven las dietas, no sirve el ejercicio y quiero que esto pase rápido. He decidido no comer. Voy a desnutrirme, como los africanos. Voy a intentarlo, así voy a bajar, las anoréxicas bajan, los africanos bajan, entonces si no como, debo adelgazar. 



Pequeño demonio: el enganche.

Ya he perdido unos 15 kilos, me ha costado mucho trabajo. Vivo con hambre y estoy todo el día pensando en comida, como voy a evitarla, sobre lo mucho que se me antoja, observo comer a todos, y me da envidia ver que algunos son flacos, y yo no. Para ellos es gratis y a mi me cuesta hambre, mucha hambre. Cuento calorías de todo lo que como, me atasco de agua y compro galletas bajas en grasa, me como una al día y medio pepino cortado en rodajas muy delgadas para sentir que como más... sé que es difícil, me duele la cabeza y me siento débil. Pero me siento cada día más bonita, acabo de ver a mis amigos de mi anterior escuela y todos han quedado impresionados y encantados al verme: ''wow, te ves super flaca, te ves muy bien, ¿qué te hiciste?''...y todos aquellos chicos que antes no me volteaban a ver, ahora me invitan a salir. Ya soy una de mis amigas, ya estoy a la altura. Tal vez me estoy desnutriendo, pero, me encanta saber que ahora estoy sacándole provecho a mi ''belleza'', ahora se nota, no está oculto en una capa de grasa, ahora ya estoy empezando a hacer algo completo, ya no solo soy estudiosa y destacada en las actividades que hago, ahora soy mucho mejor porque además, soy menos horrenda. Digo menos, porque debo decir que aunque todos dicen haber visto un cambio, yo no lo veo tanto, además, aún hay mujeres mucho más delgadas que yo, y puedo y QUIERO ser así. Quiero sentirme total y completamente conforme cuando me veo al espejo.


El inicio de la pesadilla.

Siempre estoy irritada. Me afecta mucho no cumplir con los ayunos, y peor, acostarme a dormir sabiendo que fue un día perdido, en el cual no hice nada por mi asqueroso cuerpo. Veo fotos de mujeres delgadas para sentirme mal y darme fuerza para aguantar el hambre. He recurrido a provocarme el vómito cada vez que lo arruino, me hace sentir mejor. De hecho, he empezado a exagerar, a veces el hambre puede conmigo y como todo lo que se me antoja hasta llenarme o hasta cansarme. Luego lo vomito. Me peso diario y me doy cuenta de que vomitando bajo más lentamente o no bajo, pero al menos no engordo. No puedo dejar de pensar en que estoy gorda y necesito bajar, mi vida está casi basada en eso. Lo peor es que me siento débil y me siento triste, frustrada conmigo misma y desesperada por quitarme de encima este peso que me molesta tanto. Me doy mucho asco, me pongo a llorar por la noche y a veces, cuando tengo que comer a la fuerza, se me hace un nudo en la garganta. Necesito no tener esta panza. me gusta la gente delgada, tan liviana y delicada, sin preocuparse por qué ponerse o qué comer. Me empiezo a aislar, siempre estoy encerrada, no tengo ganas de hacer nada. Solo salgo porque me gusta estar borracha, pero odio el hecho de tener que vestirme o arreglarme, es sólo darme cuenta de lo horrible y gorda que estoy, y de que ni si quiera arreglándome o poniendome ropa bonita, logro verme bien. Me odio.


La pesadilla.

No quiero salir de mi cuarto nunca. No quiero que nadie me vea, no quiero que nadie me hable, pero a la vez me siento muy sola. Cada vez que tengo contacto con las personas, peleo. Todos critican mi cuerpo. Me siento tan inútil, sola, gorda y triste. Lloro por cualquier cosa, me he desconectado de mis amigos y estoy todo el día acostada, sin comer, o comiendo demasiado y después vomitando. Odio ver y sentir mi cuerpo, me odio y no me soporto. Cada vez que me hacen enojar, me corto. No mido la fuerza, no mido la intensidad, solo quiero ver sangre e imagino que son sus pieles las que estoy rajando y es su sangre la que tengo entre los dedos. Me quiero morir, no quiero seguir siendo esclava de esto, me siento atrapada, siento que hago daño y me hago daño, odio mi vida, mi cuerpo, mi persona y odio todo. Me duermo llorando y me despierto frustrada y cansada de vivir. Todos los días son iguales, monótonos y vacíos, y lo peor es que la monotonía es abrumadoramente horrible, todos los días sintiéndote del asco. Todos, sin excepción. Tengo pavor a engordar, tengo ganas de arrancarme la carne que me sobra, de huir de mi cuerpo, de dejar de pensar, de sentir, quiero apagar mi cerebro, evito mirar a los cristales y espejos cuando camino por la calle, evito mirar mis enormes muslos cuando estoy sentada. Es mucho peor que sentirme mal con mi físico, porque me falta algo, siento que nadie nunca va a quererme, que nadie me necesita, que todo lo malo que pasa en mi entorno, es culpa mía. Eso es lo peor, quiero morir, autodestruírme, dejar de existir, y la gente que me quiere no me deja morir en paz, no lo entiende, trata de ayudarme y no puede. Solo vine a dañar y a dañarme, soy una escoria, un parásito. No sé si la solución esté en adelgazar, pero al menos me hace sentir un poco mejor...


El deminio en edad adulta.

Ya me siento tan indiferente, que no se si me duele o me da igual, o tal vez ya me acostumbré a sentirme mal. Creo que después de tanto sermón y terapia, no me queda más que aceptar que no tengo una enfermedad, más bien me convertí en una enfermedad. Mi vida es una enfermedad. A estas alturas, vivo mi vida lo más pleno posible... trato de dejar de lado mis pensamientos malditos, aunque sigan ahí. Aunque lamentablemente, creo que se agudizan y me confunden...nunca será suficiente. Ya no tengo hambre, no se me antoja nada, no me gusta masticar, me cansa y es una sensación fea. Aunque intente comer, aunque me sirva cosas que ''me gustan'', no puedo, no puedo ser la de antes. No puedo sentir comida en el cuerpo y tengo que vomitar, a veces, muchas veces, creo que es el momento de parar. Toda la gente me lo dice, mi ropa ya no me queda, se me caen hasta los leggings y la báscula marca poco, pero no lo veo. Me siento igual que cuando pesaba unos 15 kilos más, todos notan que bajo y bajo, menos yo. Lo sé, me estoy encaminando a lo enfermizo, según dicen y según la báscula, pero yo, solo veo a alguien que aún tiene que bajar. Es frustrante que todos digan que te ves muy delgada, y que no puedas verlo. Estoy consiente, pero eso no quiere decir que lo sienta, y si no me siento delgada, no sirve de nada. Seguiré siempre siendo la misma mierda, la que quiere llegar a algo y no sabe ni a qué. Salen hilillos de sangre cuando vomito, me duele el pecho, me arden las úlceras de mi esófago, me duelen los riñones, orino sangre y estoy cansada. Muy cansada, muy triste y desesperada, y lo más frustrante es, que cuando tienes al fin un motivo de vida, te frustras porque ni así puedes dejar de maltratarte y destruirte. Quieres comer, pero no soportas nada en el estómago, siento como después de acabar con mi salud mental, ahora estás acabando con mi cuerpo, lentamente, y lo peor, ¡no dejas mi mente en paz! ahora me destruyes por completo, estás jodiéndome el cerebro y estás acabando con mi cuerpo, por dentro y por fuera, estás acabando conmigo, me estás reduciendo a nada. Me he quedado traumada y herida, incapaz de sanar por bien propio, incapaz de cuidarme y de tomar desiciones sobre mi, me controlas por completo. Me dejaste ansiosa, hiciste que me comiera los dedos y las uñas, me llenaste de cicatrices, me hiciste perder mi cabello, me hiciste pasar cosas horribles, me hiciste conocer vicios y otros infiernos, todo te lo debo. ¿Cómo es que una persona decide matarse a si mismo, poco a poco, y todo por querer estar extremadamente delgada? Se oye tan estúpido, no sé como lo hiciste, jamás pensé que una mente tan normal como la mía conociera a mi peor enemigo. Y vives dentro de mi, no puedo eliminarte, no sé como, yo creo que está tomando mi cuerpo. Tengo miedo, no quiero ser la de antes, no quiero perder totalmente el hambre, quiero dormir en paz, quiero comer en paz, quiero vivir en paz... no puedo estar contigo, ni sin ti. A veces te quedas callado, me dejas comer, me dejas y vivir y de momento apareces para recordarme que no puedo ser feliz, que debo bajar de peso, haces que aparezcan 10 kilos imaginarios cada vez que como. ¿Cómo le haces? ¿Qué hiciste conmigo? 
 Al fin acepto frente al espejo que soy delgada, pero ni yo me lo creo. Va más allá de eso, soy adicta a perder peso, soy adicta a sentirme gorda y a sentirme mal. No puedo dejarlo, no sé lo que se siente estar conforme con tu cuerpo, no sé lo que se siente comer sin preocupación. Ese es el problema, no sé lo que es comer sin pensar en que la estoy cagando. Siempre aparecerá esa vocecita para decirme que realmente no estoy flaca, pero...¿qué quieres? ¿a dónde quieres que llegue? Tú no quieres que me vea bonita, oh, no. Eso ya lo descubrí desde hace tiempo. Tú no quieres que adelgace, quieres que me muera. Tú quieres que me muera. 





.