lunes, 9 de noviembre de 2015

No sé.

Hay amores que parece que nunca podrían ser, pero aparecieron en el momento preciso. 
tú fuiste así.
me enseñaste a sentir...
a vivir.
era todo. 
llegaste a instruirme, a levantarme.
y se sentía tan bien...
que me aferré al hilo de tu voz
aún cuando ya no quedaba nada.
cuando la magia de tu exclusividad se perdió.
cuando descubrí que pasaban los días
y yo podía estar sin ti
incluso, pensaba en él.
salía con él.
dormía con él,
le escribía y también me hacía sentir. 

Pero tú, fuiste locura
Fuiste efímero como cualquier buen momento,
seco y luminoso como el sol,
viniste a ser el primero
en cosas que ni si quiera sabía que se tenían que vivir.
yo, fuerte y testaruda
dura y despreocupada,
llegaste tú a llevarte mis estribos
a despertar mis fantasmas
y a reproducirlos
hoy existen muchos que antes no tenía
tú eres uno de ellos.

Hace cuatro días que rompiste mi ilusión
derribaste el pedestal en el que te tenía
mis sueños se rompieron
mi alma se rompió
los pedazos se clavan en mis entrañas
las lágrimas me traicionan aunque yo no quiera...
tú eres ese fuego 
en el que me gustaba revolcarme
te quise
tanto te quise...
que no me duele lo que me hiciste
más de lo que me duele no poder perdonarte. 
¿qué más quisiera yo que abrazarte?
pero ya no eres el mismo
eres parte de la utopía que yo misma construí.

Los días desde aquél miércoles...
el primero, te odié
quise verte hundido
el jueves, 
te reemplacé
quería olvidarte
el viernes, 
pensar en ti, en mi tumba
que es mi habitación
donde parezco muerta en vida
hielo que no se derrite.
el sábado...
fui a un concierto. Me ha desgarrado el sonido del violín.
me acuerdo de ti  cada segundo.
el domingo...
No he podido más. He llorado. 
Y el lunes...
estoy escribiendo esto.
Resignada.
Atormentada. 
Adolorida.
y perturbada.
¿por qué tenías que ser igual que yo?
entonces entendí
que solamente estamos enamorados del recuerdo.
De nuestras historias.
¿Quién diría que después de amarte con locura, iba a querer verte sufrir?
dicen que el amor es desinteresado
como el amor maternal
mi amor por ti no es así
es un amor caprichoso
que exige que me hagas sentir bien
no te amo a ti
amo lo que provocabas en mí
contigo me comporté como una niña con corajina
cuando sentía que te ibas
mis sentidos explotaban.
ahora que no estás conmigo
no deseo tu felicidad.
deseo que sufras y que me recuerdes
quiero seguir viva en tu mente
ser aún una llama en tu corazón
me niego a que el ''nosotros'' se muera. 
quiero que lamentes todos los días mi partida. 


Martes en la madrugada. 

¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y Daniel? Que  tú solo me haces escribir para ti cuando me haces sufrir. Y Daniel... el me hace escribir tanto cuando me hace feliz, como cuando me hace ''sufrir'', si se le puede llamar así a las pequeñas rabietas que he tenido por culpa suya. Listo. Ni una lágrima. Al menos Daniel, jamás me hizo llorar. 
Solo una vez lo he visto enfurecer, empezó a arrancar el collage de la pared y rompió la mesita de centro a patadas. Jamás me dijo frases hirientes. ¡Ja! Y yo que tanto me cuidé de él, no quise caer en sus manos por miedo a ser herida, tomando en cuenta también lo cruel que el fue con un par de noviecillas suyas. Sin embargo a ti, estúpida y ciega te entregué todo de una vez por todas sin ni si quiera conocerte. Qué irreconocible fui yo en esos momentos, solo recuerdo que las libertades en mi casa habían acabado, había abandonado mis estudios y la tensión entre mis padres y yo se volvió cada vez peor, como siempre. Papá y yo somos parecidos, por eso algo incompatibles. Tal vez ya estaba harta de estar en casa, de mis amigos, de las personas a mi alrededor. Harta de todo. 
Y tú llegaste, sin ser para nada, gran cosa. Lejos de ser el galán inteligente y estable que yo soñaba, eras alguien igual de confundido y loco que yo, a quien conocí en otra ciudad y solo había visto una vez cuando fui de visita. Después de unos días, decidiste abandonar tu trabajo para venir a quedarte unos días a mi ciudad y yo dejé que lo hicieras, pensando que si me desagradabas me podía largar a mi casa y tú jamás me encontrarías. Sin embargo, fue diferente y sentí contigo una conexión nunca antes experimentada en todos los aspectos, tal vez porque mi vida se había centrado en destruirse y porque yo no era la persona más abierta con los hombres, de hecho, era muy raro que me gustara alguno y mucho más raro que me interesara de verdad, casi todos me decepcionaban apenas los conocía y ni si quiera me daban tiempo de agarrarles el gusto aunque confieso que a veces los deseos naturales me hacían tener que convivir con ellos por obvias razones. Pero contigo, todo fue distinto, me sentía libre y comprendida, feliz, satisfecha y divertida. Sabiendo que te ibas a quedar unos días en el hotel y que ya éramos novios (a los 4 días de vernos)  y tomando en cuenta que tenía tres días que no volvía a casa y que mis padres estarían furiosos, y sabiendo que el me había propuesto ya irme de mi ciudad a la suya, me pareció divertido y le dije:
-Voy a mi casa a ver que me dicen mis padres. Si llego con mis maletas, es que la cosa no salió bien.
Emocionado, dijo que si. 
Y yo, me fui a mi casa y llegué con la mentalidad de largarme. Llegando, me regañaban mis padres y yo los provoqué para que mi papá dijera la palabra mágica; ''y si no te parecen las reglas de la casa, la puerta está grande''. Hice mi maleta, y me regresé al hotel. Ya no estabas. 

Mentira, lamentablemente, seguías ahí. Y desde ese día hasta 8 meses después, no nos separamos. Nos fuimos a tu ciudad e hicimos incontables tonterías acompañadas de aventuras extrañas, extravagantes, interesantes, trágicas... algo de película, digno de relatarse, llena de gente interesante o extremadamente estúpida que asombraba. Miles de lágrimas, gritos de todo tipo y momentos que debo admitir, hermosos, que en ese tiempo quiero creer que eran reales, ¿verdad? Se sentía como que si y no había momento para fallarnos simplemente porque avanzábamos juntos y el camino por recorrer, ahora, era nuestro. Aprendí incontables cosas, aunque desgraciadamente todas fueron malas. Lo mío contigo no es un cuento romántico, ni una novela cursi. Es una serie de golpes, fracasos y malas mañas. Me estaba convirtiendo en literalmente, una criminal si no es que ya lo era. O en el peor y más probable de los casos, una loca perdida, sin estribos, capaz de cualquier estupidez. Contigo me desconocí, ya no fui la mujer serena y cautelosa que se cuidaba tanto de Daniel y de cualquier otro hombre, seguía siendo una drogadicta, alcohólica y fumadora pero ahora por dos, también aprendí a controlar el alcohol porque mis borracheras ya no eran de este mundo, me salía de mis casillas y hacía que de cualquier manera acabaran trágicas, llenas de sangre. 
Contigo perdí la poca vergüenza que me quedaba. Aprendí que la gente puede ser muy mentirosa, de hecho ya no sabes a quién estás conociendo ni si quiera después de millones de palabras cruzadas. Aprendí a hacer crack. Me di cuenta de lo leal que puedo ser cuando se merecen mi respeto. Y también lo desconsiderada y cruel que puedo ser con quien se gane mi desprecio. Aparecieron partes de mí que no conocía y descubrí sentimientos que aún no se sentían... experimenté un amor y un odio tan grande que es difícil describir con palabras.

Ahora que todo acabó, me pregunto, ¿Por qué parecía que era ''feliz'' contigo si en realidad no hacía más que destruir mi vida? Descuidar mis estudios, querer prácticamente casarme a mi corta edad...¡¿QUÉ DEMONIOS ME PASABA?! Con razón mi padre quería ahorcarme, pues le daba un coraje inmenso darse cuenta de que echaba mi futuro por la borda sin que el pudiese hacer nada. Y yo que lejos de escucharle, le ignoraba y hasta me indignaba.
Menos mal que no pasó más tiempo para que yo me diera cuenta de que no valía la pena. 

Hoy, día martes, acabo de volver a platicar con Daniel y después de la asquerosa sensación que traigo desde hace casi una semana por tu culpa, he vuelto a sentirme feliz y querida sin necesidad de que el me toque. Es que el, tenía una actitud tan diferente y contradictoria, seria a veces, alegre seguido y cursi en contadas ocasiones, aunque a veces sin hablarme pero sintiendo las yemas de sus dedos en mi piel, podía decirme muchas cosas. El soltaba las palabras indicadas, en el momento indicado. A veces tardaba. Y yo, empezaba a creer que había problemas y me marchaba. Después, siempre me buscaba y desesperado por recuperarme me mostraba todo lo que había escrito para mí. A diferencia de contigo, con el fui honesta y le mostré lo extraña y mala que a veces puedo ser y a ti, no te quise asustar. El también me mostró sus peores facetas. 

Daniel casi pierde las esperanzas de estar conmigo. Nos fuimos a ciudades diferentes y ambos sabemos que tenemos que hacer nuestras vidas y si encontramos algún amor, no tenemos por qué dejarlo ir por culpa de lo nuestro, que era incierto. No he descubierto que el tenga algo formal, pero el a pesar de que me ha visto en una relación formal y volviendo a tropezar con la misma piedra, no se ha ido del camino y honestamente, siempre ha estado para levantarme. Lo hace perfectamente. 

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